Si en un post anterior te conté que Padre Rico, Padre Pobre es el libro que sin duda recomendaría a cualquier persona que se esté iniciando en la inversión sin muchos conocimientos previos, El Millonario de la puerta de al lado (The Millionaire Next Door) sería el segundo siguiéndole muy de cerca.
En este libro, los autores Thomas J. Stanley y William D. Danko exponen la manera de pensar y comportarse de los ricos para que podamos encaminarnos hacia la libertad financiera.
Ellos han observado y analizado el comportamiento de la gente rica a quien llamamos gente de “clase alta”. Para ello fueron a barrios lujosos donde residen estos millonarios y se sorprendieron ya que en general, la gente rica no ostenta una vida llena de lujos, de mansiones, coches de alta gama, accesorios lujosos ni un estilo de vida costoso. Sino más bien, la gente rica suele llevar una vida sencilla, por debajo de sus posibilidades, ya que optan por ahorrar e invertir su dinero para que este se multiplique, haga crecer su patrimonio y así poder llegar a conseguir la independencia financiera u otras metas.
Por el contrario, la gente que recibe altos salarios, disfrutan de una vida de lujos, gastando todo su dinero sin ahorrar ni invertir, dejándose llevar por la felicidad instantánea y material y presumiendo de ello. Es por eso, que si algún día se quedaran sin trabajo, no se podrían sustentar con su patrimonio. Viven como se conoce comúnmente «paycheck to paycheck», asumiendo que siempre van a tener ese nivel de ingresos.
Luego de años de análisis de comportamiento, los autores exponen los siete principios para acumular riqueza:
- Los millonarios viven por debajo de sus posibilidades: la gente rica no lleva un estilo de vida acorde con sus ingresos sino que procuran planificar sus gastos para que estos sean inferiores a sus ingresos. No se dejan llevar por el consumismo desmedido, sino por lo meramente necesario.
- Usan su tiempo, dinero y energía eficientemente: el millonario de la puerta de al lado dedica tiempo y esfuerzo en estudiar, entender y planificar sus finanzas para hacer crecer su dinero. No dedica tiempo en buscar artículos de lujo sino en planificar sus gastos mensuales y anuales y en buscar oportunidades de inversión.
- Creen que la independencia financiera es más importante que la posición social: buscan aumentar sus ingresos para poder ahorrar e invertir más y estar más cerca de la libertad financiera. No busca aumentar sus ingresos para poder consumir más y dar una imagen ostentosa.
- Sus padres no les proporcionaron una ayuda financiera, sino que se han hecho ricos gracias a su esfuerzo: la riqueza obtenida por el millonario de al lado se debe a su propio esfuerzo, no fue heredada. Los padres ricos que le dan dinero a sus hijos, los están mal acostumbrando a tenerlo todo sin valorar el esfuerzo, dedicación y constancia que se requiere emplear para poder ganarlo y sólo aprenden a gastarlo.
- Sus hijos son económicamente autosuficientes: se considera un error darle dinero a los hijos cuando ya son adultos. La gente suele repartir su herencia en partes iguales, de manera proporcional a los hijos que tengan. Aunque esto no termina siendo equitativo ya que hay una tendencia a ayudar más a quienes han desarrollado una salud financiera más deficientemente. Los padres terminan dando más dinero a los hijos que más lo necesitan. Esto es un error ya que los hijos saben que ante cualquier situación, recibirán la ayuda económica de sus padres y no se preocuparán ni esforzarán en mejorar su salud financiera ni en ser autosuficientes.
- Son especialistas en aprovechar las oportunidades de mercado: el millonario de la puerta de al lado sabe identificar las buenas oportunidades de los mercados y actúan en el momento indicado. Por eso es importante tener una buena educación financiera.
- Eligieron una ocupación en la que pueden promocionar su propio empleo: los emprendedores y autónomos tienen más posibilidad de acumular riqueza que los empleados. Normalmente, el millonario de al lado es una persona que tiene un negocio propio.
Tal como hemos visto, es sumamente importante tener educación financiera para poder entender cómo invertir tus ahorros y hacer crecer tu patrimonio para estar más cerca de la libertad financiera. Esto tiene que ir acompañado de constancia y un comportamiento opuesto al consumismo desmedido, es decir con aprender a vivir por debajo de tus posibilidades. A su vez, tenemos que aprender a planificar nuestros gastos, para que estos sean inferiores a los ingresos y poder tener una cantidad que podamos destinar a ahorrar y a invertir periódicamente.
Creo que este libro es hoy más relevante que nunca, ya que hoy en día las redes sociales incitan todavía más al consumismo que antes si cabe. Muchas personas tienen la necesidad de querer aparentar un status que no tienen o algo que no son: viajes constantes, posando con ropa de marca, restaurantes lujosos semanalmente, coches de gama alta… y tampoco estoy diciendo que estos gastos sean malos per se (me encanta viajar, he estado en 35 países), pero muy menudo quien más ostenta es quien menos tiene, pero socialmente existe la convención de asociar a la persona ostentosa con alguien exitoso, aunque raramente sea esa la realidad. De hecho, ese comportamiento suele asociarse a una falta de confianza tratando de aparentar alguien que no eres. Y mirando a mi alrededor, conozco a bastantes personas que están pagando el último modelo de iPhone a plazos (y no, en este caso pagar a plazos no es inteligente, ya diferenciaremos pronto entre deuda buena y deuda mala). Y no, tampoco me vas a convencer de que poseer el último modelo de iPhone es una necesidad para alguien.
De nuevo, no estoy diciendo que nunca más debas ir a un restaurante lujoso. Prácticamente todos gastamos en ciertos aspectos de nuestra vida más de lo que sería estrictamente necesario. Lo importante es que por lo menos lo hagas conscientemente y que hagas la reflexión de qué te da la felicidad y si ese estilo de vida se alinea con tus planes a futuro y prioridades en la vida. Pero sobretodo, evita caer en gastar para aparentar. Ya sabes, eso de… «Compramos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a gente a la que no le importamos».