– Si todo el mundo lograra la libertad financiera, el mundo se iría al traste…
Esta pregunta es muy recurrente, e incluso lleva a personas que ya han conseguido la independencia financiera a no querer declararse como tal públicamente para evitar tener que responder a preguntas como esta y entrar en polémicas.
La afirmación sin duda tiene parte de razón, la cuestión es que la premisa en sí es errónea. He aquí mis contraargumentos:
- No es realista pensar en que todo el mundo alcance la independencia financiera. Primeramente, por qué no todo el mundo tiene ese objetivo o no está dispuesto/a a hacer lo necesario para lograrlo. El cortoplacismo y el hedonismo es claramente creciente en las sociedades desarrolladas y me cuesta creer qué podría cambiar esa tendencia en los próximos años. Este punto es respuesta suficiente en mi opinión para cerrar el debate.
- Además, es importante recordar que tus decisiones personales o financieras en este caso, son totalmente independientes de las que vayan a tomar otras personas, así que el hecho de que tú tomes una decisión particular en un momento, no va a afectar a lo que hagan los demás. Para que quede más claro con otro ejemplo: si yo decido no participar de una votación democrática para mi estado, alguien podría hacerme la misma pregunta: “¿y qué pasaría si nadie votara?”. La cuestión, como decía, es que mi decisión de votar o no votar no va a influir en la decisión de todos los demás millones de personas, quien tuviera pensado votar lo va a hacer independientemente de que yo lo haga o no, y quien no fuera a votar, lo mismo. Por lo tanto, es importante discernir qué decisiones son independientes y cuáles no, para no caer en demagogia.
- Pero de acuerdo, recojo el guante y vamos a suponer que mañana todo el mundo decidiera ponerse la meta de lograr la libertad financiera. Lo primero, es que el método que te propongo no consiste en no trabajar en toda la vida. De hecho, es muy complicado lograrlo en menos de 7-8 años (asumiendo que empieces con un patrimonio neto prácticamente nulo). Por lo tanto, cualquier persona que quiera andar ese camino, deberá trabajar bastante tiempo. De hecho, según las circunstancias personales e ingresos de cada uno, hay personas para quien el recorrido puede extenderse a 15 o más años.
Lo segundo, es que dado que no todos tenemos la misma edad (de nada por la obviedad), los plazos en que cada persona empezaría y terminaría de trabajar se irían sobreponiendo de forma que siempre habría un alto porcentaje de personas en activo.
- Una persona libre financieramente no necesita de ayudas estatales de ningún tipo ni de jubilación, por lo que incluso podríamos argumentar que de cara al estado, la persona independiente financieramente podría ser una “carga” menos en sus arcas.
- Pero lo más importante, desde mi punto de vista, es ser conscientes de que una persona libre financieramente sigue aportando y contribuyendo económica y fiscalmente en su país. De hecho, en muchos casos, incluso bastante más que un/a trabajador/a al uso. Esa persona es libre financieramente precisamente porque tiene ingresos pasivos de cualquier tipo, e independientemente de donde provengan, cualquier tipo de ingreso está sujeto a tributación para Hacienda, así que da igual si uno obtiene ingresos porque trabaja, porque recibe dividendos, porque tiene pisos en alquiler, si vende acciones o participaciones de un fondo, e incluso si recibe una herencia, lo cual me parece una aberración, si quieres conocer mi opinión, ya que eso supone una doble tributación, pero eso es materia para otro post.
- Finalmente, no hay que olvidar que la inversión es una pata esencial del mundo en el que vivimos, tanto o más importante en muchos casos que el propio trabajo en sí. Todas las empresas o países necesitan inversión, con lo cual, una persona que no aporta su trabajo físicamente pero aporta sus ahorros en forma de inversión, está sin duda contribuyendo al desarrollo económico de un país o empresa. ¿No me crees? Imagina que decides emprender y montar un negocio por tu cuenta, digamos, un restaurante, pero a día de hoy no tienes la suficiente liquidez como para comprar y reformar un local. ¿No crees que interesará encontrar un inversor que confíe en ti y que esté dispuesto a financiarte el proyecto? Por supuesto esperará una recompensa en caso que salga bien, dado que al fin y al cabo es él quién está apostando su dinero y lo perderá en caso que el negocio no funcione. De hecho, ¿qué crees que te va a ser más fácil encontrar, cocineros y camareros o inversores?
Cuando una persona recibe ingresos, sean estos pasivos o activos, es que de una forma u otra está aportando o prestando algún tipo de servicio. Ser inversor es, simplemente, hacerlo de una forma distinta a un trabajador.
Si ninguno de mis razonamientos anteriores aún no te ha convencido, te recuerdo que ser FI únicamente brinda la opción de no trabajar, pero es muy poco habitual que una persona que ha sido tan meticulosa y ha planificado tan bien un plan a tantos años, sea capaz de “no hacer nada” el resto de su vida. Más bien todo lo contrario, hay muchos más casos de personas FI que no ha sido hasta lograr recorrer el camino que se han lanzado a emprender esos proyectos que realmente les apasionaban, pero quizás tenían miedo al fracaso o simplemente falta de tiempo para dedicarse a ello.